Esta obra está protagonizada por una gaviota, Juan Salvador, cuya pasión es volar y aprender todo lo posible acerca del vuelo. Esta actitud le llevará al rechazo por parte de la bandada a la que pertenecía, que termina exiliándolo.
En la primera parte, a pesar de su vida en soledad, logra ser feliz aprendiendo y practicando todas las técnicas de vuelo. Juan Salvador se enfrenta a sus semejantes, rompe las normas del grupo y persigue un sueño, su sueño, que le hará alcanzar la felicidad plena, elevándolo a un nivel superior. Este logro no es gratuito, el camino ha sido duro, enfrentándose a su propia soledad, a sus luchas y sus fracasos; pero con tesón y un firme propósito alcanza lo inimaginable para una gaviota: volar en libertad.
En la segunda parte, Juan Salvador, se encuentra con otras gaviotas, en cuya sociedad alcanzará el respeto de los demás. Todas practican el vuelo y enseñan a sus semejantes. Juan Salvador encuentra su verdadero ser.
Y por último, Juan Salvador comprende que para ser totalmente libre debe perdonar. Regresa a su bandada inicial sabiendo que la lucha contra las normas será difícil, pero quiere compartir y enseñar todo lo aprendido.
En mi opinión, esta novela podría considerarse como una gran moraleja que nos enseña las dificultades que hay que superar en la vida; pero que nada ni nadie puede interponerse a nuestros objetivos, cuando hay amor y tesón. Podemos y debemos luchar por nuestros sueños, aunque al principio nos consideremos incomprendidos porque si luchamos y trabajamos duros, podemos alcanzarlos; y eso ya nos llevará a lograr el respeto de los demás, si la lucha es limpia. Pero debemos comprender, que para alcanzar la verdadera felicidad no basta con alcanzar lo deseado, sino que además debemos tener la capacidad de perdonar a quien nos hizo el camino tan difícil, o simplemente, no nos entendió.
Manuel Molina González (1º BCyT)
martes, 25 de mayo de 2010
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