HUMOR FILOSÓFICO

El Gallo

El Gallo (Rafael Gómez Ortega),

fue un torero español

muy famoso, hermano del

más famoso aún Joselito, que

se relacionaba con lo mejor

de la sociedad de su tiempo.

Cierto día alguien quiso presentarle

a Don José Ortega y

Gasset y al preguntar quién

era este señor le contestaron

que era el más eminente filósofo

español del momento.

Entonces, el matador pidió

que le explicaran en qué consistía

su profesión. “Los filósofos

se dedican a pensar” le

contestaron. Asombrado, el

Gallo contestó “Hay gente

pa' tó”.

domingo, 1 de marzo de 2009

ESTRÉNATE EN EL BLOG: “LA SILLA Y LA INTERDEPENDENCIA”

Negar la existencia de una silla es negar la presencia de todo del universo. Una silla que existe no puede hacerse no existente, incluso si la cortamos en pequeños trozos o la quemamos. Si logramos tener éxito destruyendo una silla, podríamos destruir todo el universo. El concepto de “principio y final” está estrechamente relacionado con el concepto de ser y no ser. Por ejemplo, ¿en qué momento en el tiempo podemos afirmar que una silla en particular ha empezado a existir y en qué momento ya no existe más? (Tu respuesta en un comentario)

5 comentarios:

  1. La silla en sí, sus componentes, nunca ha empezado a existir, ni dejará de hacerlo, pues la materia ni se crea ni se destruye.
    Lo que sí puede empezar a existir en un momento determinado es el concepto de silla, que nace cuando las partículas de materia de la que ésta está hecha se unen dando lugar a esta forma en concreto, y el ser humano, único ser racional, es el que le pone nombre, denominándola silla, pues si el objeto tuviera en sí la forma y no tuviera un nombre con el que poder denominarlo, no existiría, puesto que éste podría ser cualquier cosa, es la denominación silla la que hace que ésta empiece a existir.
    Por tanto, dejará de existir cuando objeto adquiera otra forma, cuando sus partículas se organicen de otra forma, y el ser humano denomine de manera distinta a éste nuevo objeto creado.

    MªRosario Prados Carvajal

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  2. Mary Carmen Falcón Ruiz 2º BHU31 de marzo de 2009, 15:13

    En este apartado de la revista se habla de la existencia de una silla, de que si existe, nunca puede dejar de existir, como afirmaba Parménidesya que decía que si algo procede del ser es y si procede del no ser no es, es decir, aquello que es real no puede dejar de serlo ni destruirse.
    En términos científicos, esta afirmación se asemeja a la de que la materia se transforma pero no se crea ni se destruye.
    Por lo tanto, la silla es materia y es real, por lo que no podrá dejar de ser silla aunque se rompa o se queme, es decir, nunca dejará de ser, no dejará de existir, no pasará nunca a no ser.

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  3. Si damos crédito al pensamiento de Parménides de Elea, una silla en particular sólo puede existir o no existir pero una supuesta transición de su no-existencia a su existencia no es en absoluto posible. La pregunta simplemente no tiene sentido, pues nuestra silla concreta o existe o no existe. Veamos por qué:


    * En primer lugar, la propia creación ex-nihilo de algo era un concepto que el pensamiento griego en general no aceptaba y si la silla comienza a existir entonces es que antes no existía, luego era un no-ser, es decir, nada y de la nada, nada puede crearse.
    * En segundo lugar, las transiciones o cambios que representan el pasar de su no-existencia a su existencia o viceversa, representarían un devenir y para este filósofo presocrático el devenir no es más que mera ilusión, un engaño de los sentidos.
    * Lo que percibimos de la silla es sólo su apariencia sensorial que nos produce la ilusión de silla, esto es, un conjunto de características o atributos que, juntos, catalogamos como pertenecientes a una clase de objeto silla.


    En resumen, para Parménides una silla no puede empezar a existir o dejar de existir en cuanto a su esencia, a su ser. En todo caso, si un ser único, eterno, inmutable, compacto e infinito según su doctrina, adquiere en un momento dado una apariencia de silla mediante un cambio en sus atributos externos o apariencia sensorial, se produciría la ilusión para nosotros de que ésta ha empezado a existir, de que ha sido creada.

    Del mismo modo, si, por la razón que fuere, un ser perdiera en un momento concreto su apariencia externa de silla, nosotros lo percibiríamos como una ilusión de destrucción de esa silla. Parecería que ha dejado de existir aunque, en su esencia real, o era una ilusión de silla y nunca existió, o los sentidos nos engañan ahora y sólo ha perdido su apariencia pero sigue existiendo aunque no podamos percibirla.


    Sara Romero Tabaco 2ºBCS

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  4. Eduardo Pérez Naranjo15 de abril de 2009, 22:45

    La silla puede comenzar a existir cuando nuestra mente adquiere el concepto idealizado de la misma. Cuando en la infancia, desde pequeño nos muestran la estructura de este artefacto y es visualizado es entonces cuando hemos captado la imagen del mueble y lo hemos identificado, hemos comprendido sus causas y sus funciones. Por ello, a partir de ese momento la silla para nosotros existe, ya conocemos sus funciones, principios y usos, su estructura y su forma. El instrumento ha comenzado a existir aunque no lo veamos pero podemos idealizarlo dado que la experiencia nos ha demostrado que está ahí.
    El momento en el que la silla ya no existe a nivel individual sería cuando el objeto que nosotros hemos captado como tal dejara de tener las mismas facultades que la cosa que en un principio nos demostraron que era. Si la silla o el objeto que nos muestran ahora no contiene las causas de lo que en un principio nos mostraron ni su estructura o sus mismas funciones, esa nueva silla no atrapa la realidad del concepto que hemos adquirido, ejemplo: si una silla la alargas, le modificas su estructura y su material, podrá seguir siendo una silla pues sirve para sentarse y su causa y función seguirá siendo la misma y la esencia no se modifica.
    En cambio si a esa silla se le dota de un tamaño mayor se le retira el respaldo y se renueva su altura, su función o esencia su causa no será la misma se habrá convertido en una nueva estructura cuya función podría ser la de comer sobre ella, habrá pasado a ser una mesa.
    Sería en este momento cuando el concepto se ha modificado y el objeto en sí ha dejado de existir pero la silla, su imagen y realidad no podrá dejar de existir nunca pues aunque no sea visualizada o la captemos con los sentidos su concepto ha sido aprendido y no será mutable existirá siempre si antes hemos adquirido las características del instrumento.

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  5. Diego Da Rosa Durán20 de mayo de 2009, 7:21

    Una silla no es una cosa, una silla es una idea. El hombre decide cuando la materia es una silla y cuando no.

    El hombre ha decidido que la idea de “silla” se refiera a un trozo de algo cuya función es sentarse, y cuando ese trozo de materia pierde dicha función ya no es una silla.

    Cuando todos pensamos en la idea de “silla” se nos viene a la cabeza una estructura con cuatro patas y dos tablas perpendiculares encima. Cuando algo de eso falla el hombre puede decidir si es silla o no lo es, si algo en el concepto de “silla” falla, el hombre decide. Pero no podemos decir que un trozo de materia sin forma ni función suficientes para entrar en el concepto de “silla” es una silla.

    Cada cosa tiene su nombre, así lo ha decidido el hombre, y si una cosa a la que el hombre llama silla se rompe en muchos trozos, diremos que esos trozos son “trozos de silla” que no silla. Si esos “trozos de silla” o la silla misma se quena, diremos que son cenizas, o “cenizas de la silla”.

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