HUMOR FILOSÓFICO

El Gallo

El Gallo (Rafael Gómez Ortega),

fue un torero español

muy famoso, hermano del

más famoso aún Joselito, que

se relacionaba con lo mejor

de la sociedad de su tiempo.

Cierto día alguien quiso presentarle

a Don José Ortega y

Gasset y al preguntar quién

era este señor le contestaron

que era el más eminente filósofo

español del momento.

Entonces, el matador pidió

que le explicaran en qué consistía

su profesión. “Los filósofos

se dedican a pensar” le

contestaron. Asombrado, el

Gallo contestó “Hay gente

pa' tó”.

jueves, 22 de enero de 2009

BUSCANDO EL ANTICRISTO

Me encontraba yo las Navidades pasadas en la Feria del Libro con mi madre, buscando un libro de Nietzsche: El Anticristo. Después de preguntar en muchos puestos sin éxito alguno, llegamos a uno llamado El desván. Cuando mi madre preguntó por el libro, el dependiente pegó un salto, nos miró como si estuviéramos poseídas por el diablo y dijo poniéndose rápidamente a la defensiva: “No, señora, aquí somos todos muy cristianos”. Mi madre, sorprendida, intentó zanjar el asunto: “Sí, sí; si yo también soy cristiana”, a lo que el vendedor del puesto, este defensor de la cultura y tesorero del conocimiento humano, replicó: “Muy bien, como hay que ser”. Es cierto que Nietzsche no deja muy bien parados a los cristianos en su obra, pero era evidente que este librero, ni conocía a Nietzsche, ni sabía de qué va El Anticristo. Hay muchos libros que tienen títulos extraños o que no concuerdan realmente con su contenido y éste por el que yo preguntaba bien podía ser un libro infantil. Es por ello que la actitud del hombre al oír la palabra “Anticristo” como título me desagrada tanto. Además, está lo último que dijo; como dando a entender que ser cristianos es una ineludible obligación y el hecho de buscar este libro, una grave herejía. Creo que este hombre no es precisamente un ejemplo de tolerancia, y me parece lamentable esta postura que, por desgracia, muestra con demasiada frecuencia la sociedad cristiana al creerse en posesión de la verdad y mantenerse encerrada en sus creencias e ideas. Yo buscaba El Anticristo y me encontré al “antihombre”.
Sara Romero Tabaco, (2º BCNS)

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el artículo, ¡qué tío más torpe!

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  2. ¡Que hombre más inútil! ¿Qué importancia tiene que leas un libro? Ninguna. Cada uno lee lo que quiere, no le veo importancia en leer el anticristo.

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  3. Pues sí, es un encerrado en sus ideas.
    Es que encima, haciendo eso, lo único que consigue es perder clientela. Di simplemente, no, no lo tengo, y ya está.

    ^^U la verdád es que el nombre de puesto le iba que ni pintado: "El desván".

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  4. Mª Rosario Prados20 de abril de 2009, 13:52

    En cuanto a tu experiencia, creo que por lo que nos has contado, el librero tenía que ser un hombre ya mayor, pues esas ideas tan cerradas de la religión católica suelen tenerlas este tipo de personas.

    Siendo así, por una parte es lógico que el hombre actuara así, pues si es “cristiano viejo” le impactaría lo de “anticristo”, pensaría como bien has dicho que pertenecerías a una secta satánica o algo por el estilo. Pero no entiendo que siendo librero haya reaccionado así, se supone que por su oficio tiene que saber que muchos libros no desarrollan el mismo tema que el titulo da a entender...

    También es cierto que en la forma de contestarle a tu madre no respetó vuestra creencia, pero tampoco hay que generalizar. Si te das cuenta esta postura la tienen las personas mayores. Los jóvenes o incluso algunas personas ya maduras no pensamos como dicho librero, respetamos las religiones y creencias de los demás, y por supuesto no somos tan cerrados de ideas como has dado a entender. Eso concuerda más con la actitud de la Iglesia, y me refiero con la Iglesia no al conjunto de cristianos, sino al Vaticano, que es el que tiene todo el poder en la cristiandad, cosa que no veo en absoluto bien, pero eso es otro tema.

    En definitiva, el librero no os atendió como es debido, pero en mi opinión no fue problema de su o vuestra religión, sino de la educación que le dieron y de no saber controlarse para no meterse en la vida u opiniones de sus clientes.

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